Faldas y pantalones

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[...]
Plumeros 
que bailan la canción: “Dama, dama”
y mopas 
que intentan escribir en las baldosas un mensaje de socorro.
Corbatas y bigotes 
que desfilan recitando el himno
del orden establecido,
y pajaritas que intentan desabrocharse y volar,
deseando desprenderse de esa nuez
para poder colocarse en el cuello de los megáfonos,
que difunden el cambio.
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"A veces..."

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Multitud de personas han escrito con esta palabra  o la han utilizado para expresarse.  Probablemente sea una palabra usada en todos los segundos del día,  pronunciada por la boca de un número incalculable de personas,  pero con un uso sobrevalorado y mal utilizado. "A veces" es utilizado con el significado de 'en ocasiones', sin embargo, solo debería usarse como sinónimo de 'de repente', esto le da un giro semántico a la palabra y la convierte en una palabra fuerte, detonante, firme y con seguridad; una palabra que antes era una probable, inestable, intermitente y muy suave. De repente o a veces ocurren situaciones, cosas, ocurren personas, que nos hacen decir: "A veces...", pero queriendo decir: "De repente...", de forma entusiasta y apasionada.  A veces, de repente, de la nada aparecen personas que nos tiñen la vida de colores nuevos.  A veces, y esta vez con el uso sutil, insostenible, ligero y lejano, conoces y estrechas lazos con...
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Bodas y campos de maíz

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Esta mañana me preguntaron por ti las cigarras y dicen que los campos de trigo echan de menos tu sombrero de paja y tu aroma a mazorca tostada. Por la noche me chivaron los grillos que mientras aras me cantas canciones de boda y gritas a las nubes mi nombre, memorizando los votos. Hallé aquel cunacho y lo abrí sin detenimiento, sorprendiéndome al no ver uvas y encontrando una vaina de una judía esperanzada. Desnudé a la pequeña alubia verde y mis lágrimas saltaron de mis cuencas al ver aquella sortija brillante y deslumbrante de amor. Desde entonces no he dejado de pensar en otra cosa que en nuestra fecha. Me pruebo cada día el atuendo y me miro al espejo, viéndome como una princesa aldeana con babuchas en vez de tacones y con un blanco sayo en vez de un vestido de cola, y pese a mi aparente aspecto haragán me siento tan elegante y bella como cualquier doncella casadera de la realeza. He ensayado nuestro baile nupcial con un espantapájaros y he tirado arroz a la tierra que esperaba con...
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